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El mundo, el texto y el crítico

Said, Edward Traducción: GARCIA PEREZ, RICARDO;
DEBOLSILLO
07 / 2011
9788483467855
Castellano
ENSAYO LITERATURA
Narrativa

Sinopsis

El libro que con más rigor atestigua el vasto espectro de los intereses de Edward W. Said. Edward W. Said (1935-2003) nació en Jerusalén y pasó parte de su juventud en el Líbano y El Cairo. Se educó en el Victoria College de El Cairo, en el Mount Hermon School de Massachusetts y en las universidades de Princeton y Harvard. En esta última ejerció la docencia durante breves períodos, así como en las universidades de Yale y Johns Hopkins, pero fue en la Universidad de Columbia donde desarrolló casi toda su carrera investigadora como catedrático de literatura inglesa y co mparada. Su actividad como pensador se extendió a la literatura, la política, la música, la filosofía y la historia. Colaboró asiduamente en las publicaciones The Nation, The Guardian, London Review of Books, Le Monde Diplomatique, Counterpunch y Al Ahram. En 2002 recibió, junto con Daniel Barenboim, el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia por su aportación al acercamiento entre jóvenes talentos árabes e israelíes. Entre su numerosa e importante producción destacan Cultura e imperialismo, Orientalismo, un clásico entre los estudios culturales y literarios, Nuevas crónicas palestinas y las memorias Fuera de lugar, con las que obtuvo el premio New Yorker al mejor libro de ensayo de 1999. Edward W. Said falleció en Nueva York en septiembre de 2003. El mundo, el texto y el crítico atestigua el vasto espectro de intereses de su autor y la ejemplar sutileza de sus análisis. Más de una década le tomó a Said componer la docena de ensayos y el lúcido programa que conforman este volumen, cuyo impacto trascendió largamente el ámbito universitario. Eric Auerbach, Walter Benjamin, Georg Lukács, Michel Foucault y Jacques Derrida son algunas de las autoridades que Edward W. Said convoca para examinar el quehacer crítico en la era de la globalización y la crisis del paradigma humanista, y con ellas establece un diálogo claro y minucioso que no teme ser polémico. Frente a la ortodoxia implacable de los diferentes fundamentalismos o la tendencia a «sacralizar» las grandes obras literarias, Said invoca la imagen del intelectual que pone en cuestión las verdades consagradas y se entrega, a través de la lectura atenta e informada por el saber histórico, al esclarecimiento de los textos y de las condiciones de su escritura.