Gwendolen y Eric Chant, conocido como "Gato", son dos hermanos huérfanos, que al morir sus padres en un accidente marítimo se quedan a vivir con la señora Sharp, una bruja vecina. La señora Sharp es consciente de que Gwendolen posee grandes poderes mágicos, y la ayuda para su preparación como bruja. Sin embargo, un día aparece un hombre adinerado, el señor Chrestomanci que ofrece a los chicos la posibilidad de vivir en su castillo. Gwendolen, sabiendo que eso la abriría las puertas para una vida plena de riquezas y poder, acepta encantada, pero Gato no está muy convencido.
Cuando llegan al castillo, empiezan las desilusiones de Gwendolen, ya que nadie allí reconoce sus increíbles dotes. Incluso le prohíben el uso de la magia. En venganza, Gwendolen, utilizando sus poderes, hace la vida imposible al señor Chrestomanci, a su esposa, a los hijos de éstos, Julia y Roger, y a los demás habitantes del castillo. Un día la chica desaparece y en su lugar aparece Janet, una chica normal pero idéntica a Gwendolen, que carece de poderes y que proviene de otro mundo. Solo Gato y Janet saben la verdad: Gwendolen ha hecho un conjuro para desaparecer de allí y en su lugar ha dejado a Janet como su sustituta.
Pronto Janet y Gato descubren que Gwendolen trama algo terrible, junto a otros hechiceros y brujos. Intenta abrir las puertas de los numerosos mundos existentes para poder entrar en ellos y dominar con su magia a todos. El señor Chrestomanci y su familia, con la ayuda de Janet y de Gato, que resulta ser un encantador muy poderoso y que dispone de nueve vidas en los diferentes mundos, consiguen detener el malévolo plan de Gwendolen y sus aliados. Tras su victoria, Gato se configura como el sucesor de Chrestomanci, título correspondiente a un funcionario del Estado que protege al mundo para que no sea gobernado totalmente por los brujos. En realidad, éste había sido el propósito del señor Chrestomanci cuando fue a buscar a Gwendolen y a Gato para que vivieran en su castillo. Al final, Janet se queda en el mundo de Gato, donde se siente muy a gusto, para no volver jamás a su anterior mundo.