Un día Martín de Marte, líder del Clan de los Marcianos, recibe la visita de un tipo extraño. En realidad, se trata de un alienígena perteneciente al grupo de los Destructores, que ansían hacerse con el control total de la Tierra. Sin embargo, este alienígena es un desertor de ese grupo, y lo que él quiere es una valiosa joya, llamada la Corona de Fuego, para obtener dinero y así poder establecerse en el planeta.
Dicha joya es transportada en el Orient Express, y el Destructor chantajea a Martín para que convezca a sus amigos del clan, Jota Jota, Alex, Mar y Clara, de que roben la corona por él. Así, Martín se ve obligado a mentir a sus compañeros.
Los chicos se encuentran en un campamento del que deberán escapar para llevar a cabo la misión. Con la ayuda de Silvia, una de las monitoras del campamento, escapan todos menos el pequeño Alex. Cuando los otros tres chicos se presentan ante Martín, éste, vigilado por el Destructor, les explica de manera muy escueta, la misión.
Los miembros del clan, sorprendidos por el extraño comportamiento de Martín, acceden y son teletransportados al Orient Express. Allí, tras echar por la borda sus planes iniciales, consiguen hacerse con la Corona de Fuego. Pero, cuando vuelven para entregársela a Martín, se dan cuenta de que hay un destructor que le tenía prisionero en su propia casa y de que le ha chantajeado para efectuar el robo. Así, logran engañar al Destructor y acaban con él. Después devuelven la joya para que sea utilizada con su objetivo inicial: obtener dinero para que una ONG construya hospitales, granjas y escuelas en el Tercer Mundo.
