Segunda y última entrega de la nunca terminada trilogía sobre Asher Lev. El niño protagonista de Mi nombre es Asher Lev se ha convertido ya en un afamado pintor que vive con su mujer y sus hijos en el sur de Francia. Tras el repentino fallecimiento de su tío Yitzchok es reclamado de urgencia a volver a su Brooklyn natal, lo que supondrá el reencuentro con su familia y con la comunida jasidí de Ladover, de la que había sido explusado. Una vez allí, diversos acontecimientos provocarán un giro en la relación entre Asher y la comunidad ladovita, lo que hará que tenga lugar El don de Asher Lev. Potok da continuidad en esta obra al agudo retrato del artista y su mundo que realizó en la primera entrega, a la vez que nos introduce en el mundo y las problemáticas de las comunidades jasidíes que se se asentaron en América en la primera mitad del siglo XX.