Esta investigación establece un parentesco entre las ideas de Providencia y Redención de la tradición cristiana y las ideas de progreso, pero va incluso más atrás para localizar primeras concepciones de progreso en el mundo clásico griego. Nisbet considera que el ideal de progreso entra en crisis con la decandencia de la religiosidad en la segunda mitad del siglo xx, tratándose, por tanto, de una de las implicaciones de la crisis moral del presente.
La Historia de la idea de progreso ofrece una prodigiosa cantidad de información sobre el tema, pero significa en los momentos actuales, sobre todo, un importante estímulo para reflexionar sobre el dilema de un progreso, que en cierto modo se está devorando a sí mismo en los ámbitos económico y laboral lo mismo que en el cultural. La defensa del progreso no debe significar el desastre ecológico, pero tampoco la renuncia a la justicia social y la continuidad del proceso cultural.