He querido escribir con frescura, buscando sensibilidad y traer espontaneidad. Estas son breves historias, por medio de letras, pensamientos y algunos dichos, recuerdos de personas muy queridas que ya se han ido y me siguen faltando, los recuerdos siguen y siguen, y para que no estén más en mi cabeza los escribo, intentando que se alejen, ojalá pueda descansar un poco.
No es mi afán dejarlos tristes, sino al contrario alegres de vivir y de que puedan valorar los momentos con todas las personas que los acompañan en este viaje, nunca se sabe si será un último instante en que puedan decirles que las quieren, o quizás simplemente darles un abrazo. Más que la muerte en sí y la fragilidad de esta vida, que un día tú ves a alguien y al siguiente día ya no está, y ya no tendrás la oportunidad de conversar, abrazar, besar o simplemente compartir el silencio con esa persona.
He querido recordar, más que la situación de ida, los momentos vividos, intentar traer alegrías, humor sutilmente nostálgico, una pizca de misterio, sorpresa y detalles de algunos ambientes, esto para acercarlos a estas personas y valorar esos momentos, sólo eso.
Siento que toda vida tiene el derecho de ser contada y que su alejamiento de este mundo, no nos libera de su recuerdo y que por eso siguen viviendo entre nosotros. Amén. Al amigo y escritor Jaime Agüero Negrete que revisó estos pensamientos añejados y los corrigió sabiamente.
Muchas gracias.