...Clemente, mi hermano padre, intentó encontrar la paz en Dios (y, tomándole la mano, lo santigua), pero acabó arrancando del Evangelio las parábolas contrarias a la riqueza. Dona, la respetable (agita sus brazos como saludanto), tantas veces contó billetes en la oscuridad que se le fue la vista (y pasa una mano frente a sus ojos) y, a cambio, dice ver las almas (deja sobre su cabeza la tapa de una cacerola y da sobre ella un golpecito). Toda una mujer... Y aquí, María, la dulce; dos bodas, dos tragedias (toma una servilleta bordada y la coloca contra su rostro), bella esposa ayer, triste viuda hoy; a la pobre sus maridos sólo le han dejado sus fortunas.