Enaltecer el medio rural gallego, ofrecer una panorámica diferenciada, estampar las dificultades de la vida del labriego en estas décadas.
El rural también existe. Y la aldea del campesino también pertenece a Galicia, una autonomía que, además, incumbe a España la defensa de sus derechos y a la Unión Europea velar por el modo viviente y colaborar en la mejoría de la renta per cápita de estos ciudadanos, igualmente que cualquier otro elector de nuestra abandonada y disgregada Europa.